La sandía es, de todas las frutas, la que mayor porcentaje de agua contiene, un 95%.
La sandía es la fruta veraniega por excelencia gracias a su poder refrescante, hidratante y su escaso aporte calórico.
Pertenece a la familia de las cucubitáceas y es originaria de África tropical. Se cultiva al aire libre. Una vez maduras, entre final de primavera y principio de verano, presentan un color amarillo pálido o verde, según la variedad, en la cáscara, y una pulpa roja con pipas negras. Su peso medio es de entre tres a ocho kilos, aunque puede alcanzar hasta más de veinte kilos.
Tomar sandía en verano es muy sano para la hidratación del cuerpo, aconsejable para niños y mayores. Se conserva muy bien en el frigorífico a una temperatura de entre siete y diez grados centígrados. Tomar dos raciones de sandía equivale a un buen vaso de agua.
Recomendación: un truco para elegir una buena sandía en un supermercado es golpear la cáscara con los dedos; si suena a hueco significa que la fruta está madura y ofrece un sabor dulce y exquisito.