A la hora de controlar la actividad de cualquier empresa u organización existen cinco métodos en los que basarnos. ¿Cuáles son?
Cada uno de estos cinco métodos es diferente en función de la forma en la que resuelvan los problemas, es decir, en la que eviten y corrijan las desviaciones que se puedan producir en el día a día de la organización.
Control mecanicista
Es el que aplica de forma general un conjunto de reglas, que se basan en una jerarquía descendente (la máxima autoridad se encuentra en la cima), descripciones precisas y rígidas de cada uno de los puestos de trabajo y recompensas extrínsecas (como salarios o pensiones).
Control orgánico
No aplica una autoridad rígida, sino flexible, adaptándola a la circunstancia que se produzca. Las descripciones de los puestos son menos rígidas y los métodos para evitar y corregir las desviaciones son más informales.
Control de mercado
Se recopilan y se estudian todos los datos relacionados con las ventas, los precios, y los costes, y, posteriormente, se orientan las decisiones y se evalúan los resultados en torno a ellos.
Control financiero y contable
Se aplica un conjunto de mecanismos basados en el ámbito financiero: análisis económico, control presupuestario y cálculo de los costes.
Control automatizado
Se basa en máquinas, que se rigen solas y operan sin depender de las personas. Estas máquinas corrigen las desviaciones que se apartan de las normas que previamente hemos establecido.