A la hora de tomar o comprar té nos encontramos con multitud de variedades, pero todas tienen una base de uno de estos cinco tipos de té: blanco, verde, oolong, negro y rojo. ¿En qué se diferencian?
El té es, después del agua, la bebida más consumida en el mundo. Y su consumo viene de muy antiguo. Cuenta una leyenda que en el año 27.000 a.C., el emperador chino Chen-Nung, para prevenir infecciones, ordenó hervir toda el agua que se utilizara para el consumo. Y este hecho, casualmente, llevó al surgir del té. Una olla de agua estaba hirviendo a la sombra de un árbol de té y las hojas, que se mecían suavemente con la brisa, cayeron a la olla.
No obstante, a pesar de las historias populares, los primeros indicios sobre el consumo de té datan de la dinastía china Han, 200 años antes de nuestra era. De China, el consumo de esta bebida pasaría a Japón, que instauró la popular ceremonia del té, si bien, no llegaría a Europa hasta el siglo XVI.
Actualmente existen en el mercado más de 300 tipos de té y todos tienen una base de alguno de estos cinco: blanco, verde, oolong, negro o rojo. A su vez, estos cinco tipos proceden de una misma planta, la Camellia. Este árbol tiene dos variedades: sinensis, de la que procede mayoritariamente el té verde, y assamica, de la que se extrae el té negro.
El té se prepara a partir de las hojas verdes y de los brotes de esta planta. Una vez recolectados, el distinto proceso de elaboración nos da distintos sabores y composiciones:
Té blanco
Se elabora a partir de los brotes del inicio de la primavera, que se secan sobre paños de seda. Es el té más sencillo, el que menos cafeína posee y también el que concentra mayor cantidad de antioxidantes.
Té verde
Las hojas se secan, se enrollan y se les aplica calor, para evitar la oxidación. Es uno de los tés más populares.
Té oolong
Es un intermedio entre el té verde y el té negro. Se somete a un proceso de oxidación, como el té negro, pero más corto.
Té negro
Las hojas se someten a un proceso de oxidación que las hace fermentar y obtener el tono oscuro característico. Su sabor es fuerte, es el que mayor nivel de teína posee y suele combinarse con leche.
Té rojo
Es también conocido como Pu-erh y puede decirse que se trata de un té postfermentado. Y es que su proceso de fermentación es muy largo, dura varios años, lo que le confiere ese sabor terroso y color rojizo.
Imágenes: John Tann, mwiththeat.