Para emprender nunca es pronto y nunca es tarde.
El desarrollo de cualquier emprendimiento necesita de la unión y conjunción de algunos factores: el no tener la presión económica, la fortaleza mental, las habilidades de emprendimiento y por supuesto contar con la idea y el proyecto.
Sería muy difícil iniciar un nuevo emprendimiento, hasta cierto punto inestable e incierto sobre sus resultados económicos en el corto plazo, si no cuentas con cierta estabilidad económica y menor presión financiera. Por ello, el mejor momento para lanzar tu proyecto y negocio será recién graduado de la universidad, en donde estás más dispuesto a aventurar y arriesgar, y por supuesto cuentas con el apoyo de tus padres. Otro momento ideal es desarrollar la idea de forma simultánea con tu trabajo y empleo formal, por supuesto que no interfiera con tus actividades de trabajo, pero sí que requiera de algún esfuerzo adicional en tu tiempo, el cual se verá recompensado en el futuro.
La fortaleza mental y emocional son fundamentales para salir airosos con una nueva idea y emprendimiento, para poder superar los inconvenientes y frustraciones iniciales, para mantener la dedicación y esfuerzo, lograr la disciplina y constancia que se requiere, superar las barreras y decepciones, es decir mantenerse siempre en carrera con tu empeño.
El mejor momento para lanzar el emprendimiento será aquel en donde te sientas confiado del éxito de tu idea, porque tú debes ser el primer convencido de tu proyecto e iniciar temprano, en lo posible desde el instituto y en la universidad, espacios de tiempo propicios para que las ideas se decanten, las necesidades económicas no sean tan apremiantes, cuentes con el apoyo de tus profesores y de tu misma familia. Siempre será un buen momento para desarrollar una nueva idea para la generación alternativa de ingresos y satisfacción de necesidades a un mercado, siempre dispuesto a elegir soluciones reales y de valor.