Las propiedades más significativas que convierten a los bosques de ribera en formaciones bien diferenciadas y de gran valor son su alta diversidad biológica, su alta productividad y el elevado dinamismo de los hábitat que acogen.
Todo ello como consecuencia de sus particulares condiciones hídricas, que favorecen el refugio de especies propias de zonas climáticas frescas y húmedas en áreas más cálidas y secas. Las funciones que desempeñan los bosques de ribera, puede considerarse que tienen un carácter múltiple, pero entre ellas caben las que se citan a continuación:
• Regulan el microclima del río.
• Aseguran la estabilidad de las orillas.
• Regulan el crecimiento de macrófitas.
• Son un hábitat ideal para un gran número de especies animales y vegetales.
• Suponen una fuente de alimento para las especies que albergan.
• Actúan como filtro frente a la entrada de sedimentos y sustancias químicas en el cauce.
• Cumplen un papel de acumuladores de agua y sedimentos.
• Funcionan como zonas de recarga de aguas subterráneas.
• Poseen un gran valor paisajístico, recreativo y cultural.
Dada su importancia ecológica, y las ventajas prácticas asociadas a una buena conservación de los bosques aluviales, parece necesaria y urgente la adopción de medidas encaminadas a la protección y regeneración de estos medios. Para ello, es imprescindible contar con un conocimiento real del estado de la vegetación de los ríos, a partir del inventario, caracterización y valoración de estas comunidades.