Siempre te ha apasionado la fotografía y ahora tienes la oportunidad de hacer una pequeña serie de retratos, o quizá todo ha sido una casualidad y solo quieres experimentar. Aquí tienes unos consejos para conseguir el mejor resultado.
El primer paso es conocer la herramienta con la que vas a trabajar. Igual que un músico no puede tocar nada sin conocer su instrumento, un fotógrafo tampoco puede hacer un buen trabajo sin conocer su cámara. Así que, tanto si tienes una réflex como si simplemente se trata de una cámara compacta, coge el manual y échale un vistazo. Seguro que descubres algún truco que no se te hubiese ocurrido curioseando únicamente los menús de tu cámara.
Después, asegúrate de que la lente esté limpia, aunque muchas manchas se pueden corregir con un procesado a posteriori, otras muchas veces pueden arruinarte la fotografía. Lleva siempre en el bolsillo una gamuza suave, puede servirte la típica que se utiliza para limpiar gafas, y comprueba de vez en cuando que la lente no tiene manchas o motas de polvo.
Ha llegado el día, escoge un lugar en el que el retratado se sienta cómodo y no sobrecargues el fondo, recuerda que un retrato lo importante es la persona. Pide al retratado que no centre la mirada en la cámara, se sentirá menos presionado y conseguirás una expresión mucho más natural.
La regla de los tercios es también imprescindible para componer un retrato: imagina tres líneas horizontales y tres líneas verticales que se superponen entre ellas, formando una cuadrícula. Coloca al sujeto en una de las intersecciones, mejor no lo hagas en el centro, y sitúa sus ojos en la línea horizontal superior. Procura que la mirada del sujeto esté dirigida hacia el lado donde quede el “aire”, es decir, si colocas al retratado a la derecha, haz que mire a la izquierda, de esta forma la composición quedará equilibrada.
Olvídate de utilizar el flash únicamente de noche, en días nublados te servirá como luz de relleno y conseguirás unos tonos mucho más suaves y naturales en el rostro. También puedes utilizar cartulinas blancas para reflejar la luz que tengas a tu disposición, conseguirás el mismo efecto que el de iluminar con más focos; este es un truco muy económico y los resultados son muy buenos, ¡pruébalo!
Busca reflejos en los ojos del retratado, hay quien dice que si en un retrato fotográfico la mirada es opaca, la persona dejará de parecer persona y parecerá un muñeco. Una ventana o una pequeña lámpara te servirán.
Si fotografías a plena luz del sol, procura que la luz caiga con cierta inclinación sobre el rostro de la persona, si colocas al retratado de forma frontal a luz se enfatizarán las arrugas y obtendrás unas sombras muy feas. De todas formas, las mejoras horas para hacer fotografías son el amanecer y el atardecer.
Si vas a fotografiar a un niño, arrodíllate y ponte a su misma altura, pues si disparas desde arriba obtendrás una figura angulosa con la cabeza más grande que los hombros.
Haz varios disparos a la vez, recuerda tu retratado no es profesional y sus primeras expresiones no serán las mejores, a medida que vayas haciendo fotografías, se irá relajando. Puede que en una misma fotografía, el quinto disparo sea la imagen que buscas.
Por último, lleva una batería y una memoria de repuesto. Imagina que te quedas sin batería o sin espacio en la tarjeta en el mejor momento.
Y ahora… ¡manos a la obra! ¡Podéis compartir con nosotros vuestros resultados!
Imágenes: Jonathan Kos-Read, kargaltsev, Julija...!.