La ley 39/1995 de 5 de Noviembre, legisla sobre la conciliación. La contempla como un derecho que pueden ejercer mujeres y hombres, pero la realidad es muy distinta.
La progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral ha puesto en evidencia una realidad, el desequilibrio existente entre mujeres y hombres respecto al reparto de tareas y responsabilidades en el ámbito doméstico.
La dificultad para conciliar vida personal, familiar y laboral, afecta de forma mayoritaria a las mujeres y especialmente a su desarrollo profesional, por lo que están obligados a su consecución, empresas, sector público y poder político. Legislativamente, se han introducido medidas, como los permisos parentales, familiares y por razones de atención a familiares.
La racionalización de los horarios es un reto que facilitaría la conciliación, incrementándose el tiempo de libre disposición, para cada uno de nosotros y nosotras. La regla temporal de los tres ochos: ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y el reto para disfrutar de nuestro tiempo y dedicarlo al ocio, al desarrollo y al cuidado personal y de la familia. ¿Cumplimos la regla? Probablemente, la respuesta generalizada, sea negativa.
La conciliación es una demanda de la sociedad a la que se debe dar respuesta desde todos los frentes, ya que es una cuestión de justicia social.