Entre las partes más comunes del caballo podemos encontrar la cruz, la ijada, la grupa, etc.
El tamaño del caballo, así como las distintas partes que lo componen, van a hacer que la monta sea más sencilla y cómoda. Además, sus características físicas también van a influir en su resistencia y en que tenga una mayor o menor predisposición a las enfermedades. No obstante, las partes características de un caballo de las que más se escucha hablar son:
- Cabeza, cuello y hombros: los tres elementos deben estar perfectamente compensados. Especialmente, la inclinación de los hombros va a permitir un tranco (zancada) más suave y equilibrado.
- Cruz: es la parte más alta en el lomo del caballo, situada donde termina el cuello. La cruz sirve como punto de referencia para medir la altura del caballo o alzada; que dependerá del número de palmos que existan entre la cruz y el suelo.
- Lomo: al ser el punto sobre el que se deja caer todo el peso del jinete, es esencial que tenga un tamaño medio, ni muy corto ni muy largo; ya que si es demasiado corto, el animal se tropezará con las patas delanteras, y si es muy largo, tendrá problemas para utilizar los pies.
- Ijada, cuartos traseros y grupa: la ijada, que está al final del lomo, es el punto central entre el tronco y los cuartos traseros (parte superior de los muslos); y de ella dependerá todo el movimiento. La grupa se encuentra por encima y en la parte posterior de los cuartos.
- Cinchera y costillas: es el tórax, donde se albergan los órganos vitales del animal. En la cinchera, que se encuentra por encima de la barriga, irá colocada la cincha con la que se sujetará la montura.
- Piernas, rodillas, cuartillas: las rodillas, como en los humanos, permiten la flexión de las piernas; así como las cuartillas hacen el mismo efecto que nuestros tobillos.
- Corvejones, pies y cascos: los corvejones son la parte exterior de las rodillas traseras, y permiten la extensión de las patas con mayor amplitud y flexibilidad. Los pies y los cascos (sin estar curvados ni demasiado planos) deben estar perfectamente cuidados. Hay que considerar que para trabajar al caballo, habrá que adaptarle una herradura para facilitarle el trabajo.