En algunos sitios un manto de nieve cubre las aceras y el vaho se escapa sigiloso de la respiración de los viandantes, mientras que en otros, un sol radiante y el calor propio del verano acompañan las tradicionales cenas familiares.
Si escuchamos “Navidad” enseguida vienen a nuestra cabeza las imágenes de muñecos de nieve, calles iluminadas por luces de colores, chimeneas humeantes y Papá Noel. No es de extrañar que el estereotipo del omnipresente cine hollywoodiense sea el primero en venirnos al recuerdo, sin embargo, las fiestas navideñas son muy diferentes en cada país.
En España las calles se iluminan con luces y se llenan de mercadillos. Se escuchan villancicos en cada rincón, las casas se adornan con belenes y las mesas se llenan de turrones, polvorones y mazapanes. La noche del 24 de diciembre, Nochebuena, la familia se reúne en torno a una suculenta cena. La Navidad está muy arraigada a la religión católica y a las doce de la noche se celebra la tradicional “misa del gallo”. Papá Noel no deja regalos a los niños buenos, sino que tienen que esperar los Reyes Magos, el 6 de Enero, día en el que también se celebra la esperada “Lotería del Niño” para los mayores. El 31 de diciembre, Nochevieja, se comen las doce uvas de la buena suerte al ritmo de las campanadas del reloj. En Filipinas, como fue colonia española, las fiestas navideñas se celebran de forma casi idéntica a las de España, “misa del gallo” incluido.
Dentro de la Europa Mediterránea de tradición católica la Navidad es muy similar a la española, así como en Sudamérica, aunque el clima aquí es completamente diferente, estamos en verano. En Italia la noche del 31 de diciembre, “Notte di Capodanno” se cena un plato de lentejas para comenzar el año con buen pie y en Roma y Nápoles, al llegar la medianoche, los trastos viejos acaban en la basura.
En Alemania, los más pequeños se levantan ansiosos la mañana de Navidad, esperando a que suene la campanilla que hay colgada detrás de la puerta para poder ir a por sus regalos debajo del árbol, pero no pueden abrirlos hasta que no cantan el tradicional villancico “Stille Nacht, heilige Nacht”.
Si nos vamos a Polonia encontraremos un belén lleno de títeres, mientras que en Reino Unido la Navidad es inconcebible sin los tradicionales “crakers”, unos petardos que estallan al partirse en dos y contienen un gorro, un regalo y un chiste.
En Bélgica la familia sale a patinar por los ríos helados el 25 de Diciembre y los niños tampoco esperan a Papá Noel, sino a San Nicolás, que los visita el 4 de Diciembre para comprobar en sus cuadernos que se han portado bien y vuelve dos días más tarde para dejar regalos y caramelos a los niños buenos y una ramita en el zapato a los más traviesos. En Rusia, Babushka, que no fue a ver a Jesús con el resto de sabios por el frío, reparte regalos también entre los niños buenos.
Las familias judías no celebran la Navidad, pero el mes de diciembre coincide con su Hanukkah. En los países orientales, donde la religión cristiana no es la dominante, se celebra debido a su cara comercial. En Japón, la novena sinfonía de Beethoven es el himno oficial navideño y se escucha en todo los centros comerciales. El día de Navidad no es festivo, pero el día de Año Nuevo, Shogatsu, las familias se reúnen, beben sake y comen fideos para asegurarse una vida longeva.
Y tú, ¿cómo celebras la Navidad?