Si tienes unos zapatos o los has visto en una tienda, pero te quedan ceñidos, puedes remediarlo.
Siempre nos ha pasado alguna vez: hemos visto unos zapatos preciosos en un escaparate y al final hemos entrado en la tienda y hemos caído en la tentación. El problema llega cuando después te los llevas a casa, y allí tranquilamente te los pruebas… Y resulta que te aprietan mucho los pies. En la tienda curiosamente no te ocurría, y es más, hasta el dependiente te decía que te estaban estupendos. Podrías ir a la tienda a devolverlos, pero son tan bonitos… que no quieres.
Te damos el truco perfecto para estos casos:
Con un pincelito, esparce un poco de crema de manos, no en mucha cantidad, pero sí de manera uniforme, procurando que todo el área quede bien cubierta. Esto deberías realizarlo la noche antes de usar el propio zapato, para que le dé tiempo suficiente a secarse, porque si no es así y te los pones estando húmedos, te arriesgas a la posibilidad de lastimarte un pie por resbalarte o caer.