Ceder el paso es una norma de cortesía.

Las reglas de cortesía cobran una especial dimensión en lugares públicos y nos permiten distinguir un país civilizado de otro que no lo sea tanto. Desde hace siglos, la buena educación obliga al hombre a ceder el paso a la mujer ante una puerta o un lugar de paso estrecho. Lo mismo ocurre cuando una persona joven acompaña a una persona de edad o que considere de mayor rango; ceder el paso es una cuestión básica de cortesía.

Esta norma tiene una excepción, en la cual se invierte el orden de entrada o de paso. Esta excepción tiene lugar cuando el sitio al que se accede presenta algún peligro o inconveniencia. Puede ser el caso de una embarcación, una avioneta,…Si la puerta por la que vamos a entrar es de vaivén, el que pasa primero tiene que sujetarla durante el tiempo suficiente para que quien venga detrás la alcance con su propia mano y evitar así que se golpee.

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