Un calentamiento es una sección de movimiento continuo de 15 minutos o más, en el que se ejercitan los grandes grupos musculares y aumenta la temperatura corporal uno o dos grados, a fin de preparar el cuerpo para un esfuerzo mayor.

La duración ideal del calentamiento para adolescentes y adultos es de 15 minutos.

Para los niños más pequeños, la duración del calentamiento puede ser menor, de 5 a 7 minutos.

El objetivo del calentamiento es aumentar la actividad cardíaca y la circulación sanguínea para redistribuir así el flujo sanguíneo a los músculos y no a los órganos digestivos. Esto significa que el tejido muscular puede asimilar más oxígeno; lo que permite producir de forma más eficaz la energía necesaria para estimular la contracción muscular. Al elevarse la temperatura corporal, la extensión de los músculos y los tendones aumenta, gracias a lo cual éstos se estiran más fácilmente reduciéndose así el riesgo de rotura o presión sobre los tejidos.

Cuando se calientan, aumenta el volumen de líquido sinovial en las articulaciones y se expande el cartílago articular en la extremidad de los huesos, lo que mejora la capacidad de amortiguación de la articulación y previene el deterioro directo de los huesos. Además, los músculos se pueden relajar y contraer más rápidamente, al tiempo que aumenta el ritmo de transmisión de los impulsos nerviosos a medida que los músculos se calientan.

El calentamiento también debe constituir una oportunidad para relajar la tensión muscular y enfocarse en la actividad que le espera, puesto que la concentración es un factor importante a la hora de prevenir lesiones.

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