Para la descarga y utilización de cualquier aplicación para nuestro teléfono móvil, aceptamos una serie de condiciones y permisos. ¿Sabes qué significan?
Para sacar el máximo partido a las aplicaciones que descargamos a nuestro smartphone, aceptamos unas condiciones para que desde la aplicación se pueda acceder a partes de nuestro teléfono como son: la agenda, la cámara, las llamadas, la ubicación por GPS, etcétera.
En muchos casos, sin estos permisos las aplicaciones no serían de utilidad. Por ejemplo las aplicaciones de mensajería instantánea Line y Whatsapp, no servirían si no pueden acceder a nuestra agenda de contactos y ponernos en contacto con ellos.
A la hora de realizar una descarga hay que saber que la aplicación sigue nuestras indicaciones, pero además pueden existir aplicaciones malintencionadas que no lo hagan, y que realicen operaciones sin que lo sepamos. Esto entraña diferentes riesgos para nuestra intimidad, dependiendo de las partes de nuestro teléfono a las que se les dé acceso con cada aplicación.
- Si la aplicación realiza fotos y vídeos, se le está dando acceso a la cámara del móvil.
- Para enviar nuestra ubicación, primero el teléfono tiene que tener acceso a ella, bien por la aproximación, basándose en tu red, o por acceso al GPS, que le daría acceso al lugar exacto en que nos encontramos en ese momento. Para que la aplicación pueda acceder a estos datos, el GPS debe estar encendido.
- Las que tengan la posibilidad del envío por Bluetooth, permite que se acepten conexiones con los dispositivos sincronizados.
- Tienen completo acceso a la agenda de tu teléfono, incluida la asiduidad con la que los telefoneas, mandas un email, etcétera. El software malintencionado puede utilizar toda esta información para compartirla sin tu consentimiento.
- Permisos de almacenamiento, bien de conversaciones, fotos, vídeos, todo aquello que pueda ser enviado, con lo cual el programa puede acceder a los datos de almacenamiento y escribir en la tarjeta SD.
- Las herramientas más peligrosas son las que disponen de la capacidad de cambiar las herramientas del sistema, por ejemplo: inhabilitar el bloqueo de la pantalla. Un ejemplo de uso de esta capacidad sería una aplicación que permite llamadas, para que el teléfono no se bloquee cuando estamos hablando. Pero hay que tener claro que se confía en dicha aplicación, ya que al poder acceder a las herramientas del sistema, puede modificar la configuración del sistema y dañar nuestro sistema de configuración.