Ni las bodegas ni las uvas están en Oporto, pero es esta ciudad portuguesa la que da nombre a uno de los vinos más afamados del mundo.
El Oporto es uno de los mejores vinos clásicos del mundo y está unido a esta región del Duero. Es resultado de una combinación casi única de clima, suelo y las propias uvas, que el paso de generaciones ha permitido obtener un gran vino. Las uvas que se utilizan para producir el Oporto crecen en la parte alta del valle del Duero, unas de las regiones vinícolas más bellas del mundo. Fue la primera región vinícola demarcada y regulada por ley en 1756, por lo que se trata de la denominación de origen controlada más antigua del planeta. La forma en que se envejece el Oporto está condicionada por el contacto con la madera y el aire. En general, se distinguen dos categorías: Envejecidos en madera (toneles o cubas) y envejecidos en botella.
En todo caso hay diversos tipos y categorías que se pueden contemplar e incluso probar sin necesidad de ser un experto, pues varias bodegas abren al público para explicar el proceso y, cómo no, vender unas botellas. Resumiendo, que el vino y sus bodegas debe ser una parte importante en nuestro viaje a la ciudad, para conocer su pasado y dar gusto al paladar. ¡No hace falta ser un experto catador, ni mucho menos!
Fotos de Manuel González