Palacio Real y Fortaleza de Su Majestad, esa es la forma correcta de llamar a la Torre de Londres. En realidad es un castillo y guarda las posesiones más valiosas de la Reina.
¿Sus perros? No, las posesiones de las que hablo son las Joyas de la Corona. Pero este lugar ha sido residencia de reyes, prisión, lugar de ejecuciones, armería, casa de la moneda y un largo etcétera. Entre intrigas, ataques, traiciones y demás, su historia da para escribir más de una novela. Por ejemplo, se dice que Ana Bolena, mandada ejecutar por traición a Enrique VIII, se pasea por sus muros con la cabeza entre los brazos. ¡Brrrr...!
Cuando nos situemos en la puerta lo primero que nos llamará la atención es que no es una torre. Se trata de una antigua fortificación mandada constuir en el siglo XI por los normandos conquistadores, que debían seguir vigilando a los sajones.
La Torre Blanca es el corazón antiguo de la fortificación, rodeada por murallas y otras construcciones a los largo de los siglos, que le confiere su aspecto actual. Sus guardianes, conocidos como "Beefeaters", te atenderán en la puerta con su característica indumentaria. Dicen por cierto que ese nombre viene de "comederos de carne", y es que antiguamente se les podía pagar con raciones de carne de vaca, entre otros productos. Otra historia curiosa que se cuenta del edificio es que si los cuervos que viven en el mismo lo abandonan, la torre y la monarquía británica se vendrán abajo. Así que imagino a estos pájaros atados por las patas...
Fotos: Manuel González