Interpretar correctamente el comportamiento y el "lenguaje" de los loros ayuda en el adiestramiento de los mismos.

Para solventar cualquier tipo de problemática en la conducta de un loro, o para mejorar su adiestramiento, resulta útil conocer, previamente, el lenguaje corporal de estas aves. Si sabemos interpretar qué está diciendo con sus movimientos o acciones, será más fácil comunicarnos con él y atajar el problema, o despreocuparnos si no lo hay.

Por ejemplo, si la conducta de un loro denota miedo o recelo hacia algo, y sabemos interpretarlo, estaremos capacitados para responder de la manera más adecuada, tratando de aportar seguridad al animal y evitando acciones que favorezcan la desconfianza y el temor en el ave.

Seguidamente, algunas manifestaciones externas vinculadas, directamente, con distintos estados de ánimo en los loros:

Comodidad, tranquilidad y calma. Estos estados suelen manifestarse con las plumas de la cabeza ligeramente "emboladas", acicalamiento constante del plumaje, estiramientos tras la siesta, juegos, hablando o cantando (no gritando), escondiendo una de las patas, mostrando un tamaño normal en pupilas etc.

Agresividad. Se exterioriza con plumas de cabeza y hombros erizadas, alas separadas ligeramente, pico abierto, dilatación y contracción rápida de pupilas y realización de movimientos nerviosos.

El temor y el miedo. Se dan cuando las plumas se muestran lisas y pegadas al cuerpo, existe una vigilancia constante del motivo que origina el pánico, se ejecutan pequeños saltos y las alas se colocan en posición de inicio de vuelo (tratando de escapar).

Resulta fundamental conocer el comportamiento asociado a enfermedades. Es imprescindible saber que los loros tienden a ocultar los síntomas, se trata de una actuación instintiva. En el medio natural, las aves enfermas son rechazadas y abandonadas por la bandada, debido a la atracción que provocan en los depredadores. Un loro enfermo cambia, aunque sea de manera sutil en un principio, su comportamiento diario. Puede ocurrir que duerma más de lo usual, que muestre ojos entreabiertos, todo el plumaje "embolado", o que reduzca su actividad habitual.

Cuando un loro tiene calor abre el pico y mantiene las alas ligeramente separadas del cuerpo.

Cuando se acerca la hora de dormir, se queda quieto, eriza levemente las plumas y rechina el pico.

 

Foto: Jesús Miguel Albarrán Alías

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