La margarina surgió a partir de un concurso convocado por Napoleón III.
El nacimiento de la margarina se le atribuye a un químico farmacéutico francés llamado Hyppolyte Mège-Mouriès; que nació al sur de Francia en la ciudad de Draguignan en 1817, y murió el 31 de mayo de 1880 en de Neuilly-sur-Seine (Francia). Mouriès, después de llevar a cabo sus estudios de auxiliar de farmacia, comenzó a trabajar en 1838 en la farmacia central del hospital Hotel-Dieu de París; donde pudo realizar y poner en práctica sus investigaciones sobre química industrial.
La historia de la margarina comienza con un concurso, propuesto por Napoleón III, que consistía en que los inventores lograsen crear un sustituto de la mantequilla, que utilizaban los cocineros de la marina, que fuera más asequible para las cases populares y que se pudiera conservar durante más tiempo para poder abastecer a las tropas del ejército francés. Así, este farmacéutico empleó el ácido magárico, un componente de la grasa de origen animal que había sido descubierto en 1813 por Michel Eugène Chevreul. El resultado, que vio la luz en 1869, de tratar la grasa animal química y mecánicamente, fue la margarina; por la que fue galardonado con el premio del Emperador.
El nombre de “margarina” deriva del griego margaron (perla), que hacía referencia a su color blanquecino y brillante. En 1971, el inventor vendió la patente a una compañía holandesa Jurgens; extendiéndose posteriormente por el resto del mundo con nuevos inventores que hicieron sus aportaciones.